Copyrights @ Journal 2014 - Designed By Templateism - SEO Plugin by MyBloggerLab

4/5/06

Bolivia, Nacionalizacion: Trastienda de una decisión trascendental para Bolivia

Share

 
De cómo el gobierno llega a materializar su promesa

Trastienda de una decisión

La Paz amaneció nublada el 1º de mayo. Una fila de vagonetas con chofer estacionadas en una de las calles laterales del Palacio Quemado (tantas como la cantidad de ministros) anunciaba la presencia del gabinete en pleno, "reunido de emergencia" desde las 5.30 con el presidente Evo Morales. El silencio de la ciudad a esas horas, acentuado por el feriado del Día del Trabajador, no dejaba entrever la tensión que se respiraba en el interior de la casa de gobierno, donde el mandatario indígena se preparaba para tomar la medida más importante de su gobierno: la nacionalización, con ocupación militar, de los campos petroleros. El anhelo más ferviente de los movimientos sociales que, en octubre 2003, les pusieron el pecho a las balas en demanda de esta medida que tuvo que esperar la caída de dos gobiernos –Gonzalo Sánchez de Lozada y Carlos Mesa– y una tortuosa transición que llevó al sillón presidencial al cocalero Morales.

El hueso más duro de roer de la nacionalización no era el militar –el alto mando reunido discretamente en la vicepresidencia tenía "todo listo"–, sino la parte legal: cualquier falla en el decreto atraería una catarata de juicios contra el Estado boliviano. A las 8 en punto, el presidente tenía pulidos todos los detalles de la operación. Con el puño izquierdo en alto, los 16 ministros, con Morales a la cabeza, entonaron el himno nacional como una especie de broche de oro emotivo para darse el ánimo que requería la clausura –la misma historia dirá con cuánto éxito– a un pasado de "entrega" de los recursos naturales que convirtieron a Bolivia en uno de los países más pobres del continente. Cerca de las 9 empezarían las corridas, el viaje de Morales y su comitiva al pozo San Alberto y su ocupación militar, que se concretó pasado el mediodía. "Los militares están chochos, después de la masacre de octubre (de 2003) tienen la oportunidad de reconciliarse con la sociedad y recuperar las tradiciones nacionalistas que dignifican su historia", confió a Página/12 uno de los ministros. Parte del éxito mediático de la operación fue que no hubo filtraciones. Ninguno de los medios adivinó que, detrás de la aparente pasividad del Día de los Trabajadores, se tramaba un parteaguas en la historia boliviana reciente. En 1997 se aprobaba la Ley de Capitalización que privatizó todo lo que pudo; diez años y un día después el viento sopla del otro lado y un gobierno indígena la enterró, dicen que para siempre.

EN LA HISTORIA BOLIVIANA HUBO OTRAS DOS NACIONALIZACIONES

Un largo camino al derecho a los recursos

Página/12
Desde La Paz

En los años '20, en consonancia con la creciente importancia mundial de la explotación del petróleo, llegaron a Bolivia las primeras empresas extranjeras. La guerra del Chaco (1932-1935) entre Bolivia y Paraguay –interpretada como un enfrentamiento entre la Standard Oil (estadounidense, con intereses en Bolivia) y la Royal Dutch Shell (afincada en Paraguay)– provocó los primeros conflictos entre los militares nacionalistas que cuestionaban al "régimen oligárquico" y la petrolera estadounidense. Las evidencias de que contrabandeó combustible al bando enemigo, vía Argentina, justificó la primera nacionalización, concretada por el gobierno del "socialista militar" David Toro y considerada por la historiadora Magdalena Cajías "una de las primeras acciones antiimperialistas de la historia latinoamericana".

Fue el 13 de marzo de 1937. La Resolución Suprema señalaba: "Declárese la caducidad de todas las propiedades de The Standard Oil Co. Of Bolivia dentro del territorio de la República, por defraudación comprobada de los intereses fiscales". Pese al fallo en su contra de la Corte Suprema de Justicia, el gobierno proestadounidense de Enrique Peñaranda acordó, en 1942, indemnizar a la empresa con 1.500.000 dólares de ese momento.

Pocos meses antes, se fundaba Yacimientos Petrolíferos Fiscales Bolivianos (YPFB), que en los años '50 logró el autoabastecimiento de hidrocarburos y fue, durante muchos años, parte del orgullo nacional. Pero, al tiempo que nacionalizaba las minas, el gobierno del Movimiento Nacionalista Revolucionario (MNR) se mostró ambiguo en el tema petrolero y una parte de los funcionarios apostó claramente por una política de "puertas abiertas" que se expresó en el Código Davenport de 1955.

En 1969, en otra ola de gobiernos nacionalistas militares, el general Alfredo Ovando nacionalizó –también ocupando militarmente– la Bolivian Gulf Co., símbolo de la vieja "política entreguista". En este caso, también la empresa fue indemnizada. Luego vendría otro militar, Hugo Banzer Suárez, que instauró una dictadura anticomunista favorable a la extranjera que continuó debilitando a YPFB hasta que fue desmantelada por la "capitalización" de Gonzalo Sánchez de Lozada en los años '90. El argumento de la derecha es que con esta ley ingresaron más de una decena de empresas extranjeras que convirtieron a Bolivia en el país gasífero que es hoy.

La historia reciente es más conocida. En 2003, un conflicto vinculado con la venta de gas a México y Estados Unidos por puertos chilenos desencadenó la denominada "guerra del gas" que, con un saldo de más de 60 muertos, expulsó del poder al "gringo" Sánchez de Lozada. Luego la bomba estallaría en manos de su sucesor, el moderado Carlos Mesa, quien involuntariamente promovió, con sus indefiniciones, el crecimiento de la demanda nacionalizadora y su propia salida anticipada del poder. En el caso de Evo Morales operó una radicalización de su política hidrocarburífera, del reparto 50/50 de la torta entre las empresas y el Estado hasta el decreto de ayer, empujado en parte por los propios movimientos sociales que constituyen su base social.

Para los liberales se trata simplemente de una nueva etapa en la lucha por la renta en un país "con mentalidad rentista" y conservador; para los nacionalistas de un ajuste de cuentas con la historia reciente. No es la primera vez que las intenciones difieren de los resultados y Bolivia es una suerte de paradigma de buenos deseos con escasos resultados. Pero el debate vendrá hoy, ayer era sólo sorpresa y spots patrióticos de defensa de la medida.

Enviado por idearia@idearia.net
 
 

 

0 opiniones importantes.: