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30/1/08

Bolivia ¿Tunnick en El Alto?

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Erotismo social:
¿Tunnick en El Alto?

Wilson García Mérida
En 1994 la Corte Suprema de Nueva York prohibió el arresto de
Spencer Tunnick, quien comenzaba a invadir los espacios públicos
urbanos de Estados Unidos fotografiando cuerpos desnudos. A partir de
entonces la obra libertaria del osado imaginista se hizo multitud
desnuda, símbolo de nuevos vientos que trae el tercer milenio. Su arte
mata dos pájaros de un tiro: ofrece un insólito espectáculo callejero
con miles de hombres, mujeres, ancianos y niños plenamente desnudos,
para ojos privilegiados, y obtiene fotografías que son cuadros
lindantes entre el realismo mágico y el erotismo ingenuo.
Del Centro Rockefeller en Manhatan, el newyorkino saltó hacia
Londres, Ámsterdam, Glasgow, Roma, Lyon, Melbourne, Montreal,
Newcastle y Viena, movilizando a cientos de "voluntarios" que posaron
al aire libre sin pañales ni janantas. En junio del 2003 batió su
récord europeo en Madrid fotografiando a 7.000 españolas y españoles
de edad diversa y distintos tamaños y colores.
Tunnick también le echó el ojo a Latinoamérica y al venir por estos
lares le fue mejor, mucho mejor, que en la vieja y decadente Europa.
En junio del 2002, iniciado el invierno, movilizó a más de 5.000
chilenos de ambos sexos que tomaron el Parque Forestal de Santiago
para expresar, además, el repudio a flor de piel contra las chicanas y
picanas de Pinochet. Chile dijo a través del lente de Tunnick que los
cuerpos son inocentes, que la tortura y la muerte son anticuerpos a
vacunar con utopías realizables, fotografiables. En mayo del 2006 lo
recibió Caracas; pero no fue Chávez para mostrar sus nalgas entre los
2.000 empelotados que tomaron la Avenida Bolívar esperando en vano al
Gran Hermano de la boina roja. La tuti fue en el Zócalo de México, el
domingo 6 de mayo del 2007, cuando 20.000 ciudadanos "en bolas" y
ciudadanas "en tetas" marcharon por el Distrito Federal celebrando una
Ley, dictada días antes, que despenaliza el aborto, amen.
Y es que las instalaciones y fotografías de Spencer Tunnik, al ser
una acción comunicativa, constituyen un discurso contrahegemónico. Las
imágenes que logró en agosto del 2007 fotografiando a 600 hombres y
mujeres desnudos sobre el glaciar Aletsch, en los Alpes Suizos, son un
grito de guerra ante el calentamiento global.
Hoy sólo falta que Tunnik llegue a El Alto. Allí le aguardan cuerpos
aymaras que saben mucho de revueltas.
Después de octubre del 2003, la ciudad de El Alto se convirtió en el
extraño referente cosmopolita de una importante expresión de la
realidad boliviana, la expresión aymara, ejerciendo libertades antes
conculcadas y confinadas al tabú. La sexualidad es uno de los tabúes
que esta urbe ha comenzado a desentrañar públicamente, a raiz de un
incidente acaecido el pasado 15 de octubre, cuando sectores
conservadores del pueblo alteño asaltaron y apedrearon prostíbulos,
karaokes y otros "centros de perdición" que sufrieron el exorcismo de
padres de familia y estudiantes azorados ante la emergencia de
"cholitas" (mujeres mestizas que visten polleras tradicionales)
dedicadas a la venta de su cuerpo. La movilización ciudadana, sin
embargo, exigía el legítimo derecho de mantener alejadas a las
"palomas negras" de establecimientos escolares y centros de salud.
Las trabajadoras sexuales, apoyadas por agrupaciones anarquistas
como "Mujeres Creando", respondieron a la agresión de las fuerzas
conservadoras con una huelga de hambre que exigía el respeto a sus
derechos constitucionales, llegando a una negociación con las
autoridades municipales para normar y regular los negocios sexuales
que son muy dinámicos en la emergente ciudad indígena.
Se dice que en El Alto están dadas las condiciones objetivas y
subjetivas para que Spencer Tunnick venga a hacer de las suyas a más
de 4.000 metros sobre el nivel del mar.
……………………………………..
llactacracia @ yahoo.com

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