Bolivia nos duele en el alma

Bolivia nos duele en el alma

 

Por: Maritza Salazar Vargas

 

No sé que decir francamente, pero si se que no quiero callar lo que estamos viviendo:

 

Bolivia  sufre sin remedio, ¿cuál era el punto de requiebro?,¿Cuál era la batalla?,

¿mayores recursos para las regiones que ahora se levantan?, ¿mayores cuotas de poder regional en cada departamento del país?, ¿profundizar la autonomía?,¿pedir que no se les recorte la propiedad de tierras agrarias?, parece que se ha perdido el norte  de las demandas que se han esfumado en la violencia  y la toma de hecho de instituciones públicas, planteando  sin tapujos  su rabia contra el gobierno, creo que no solo es el rostro indígena  que  representa, es el resquebrajamiento de un poder conservador que se ha incubado desde la recuperación de la democracia en nuestro país en la década de los 80.

 

Ronda la sangre de gente inocente que ha manchado a  los abanderados de la consigna autonomista y al mismo gobierno, ¡están muriendo hermanos y hermanas!

 

Y  ahora la presión se ejerce desde el oriente del país, esto de cambiar estructuras  duele y  le duele al pueblo, basta de pasarse la factura por la responsabilidad de los hechos vandálicos ocurridos  por la muerte de gente inocente.

 

La vía democrática  de decisión que se efectuó el 10 de agosto cuando todas y todos votamos por  el referéndum revocatorio de mandato le dio el respaldo al gobierno del Presidente Evo Morales para su continuidad, pero,  a un mes de aquel evento encontramos  sangre, rabia y dolor .

 

El proceso de cambio de estructuras duele, no solo pasa por  una decisión democrática plasmada en papeles bajo el título de leyes o decretos, hay que cambiar conciencias e instituciones. Parece que este es un tramo de la lucha, protagonizados por aquellos  que hoy se han encarnado en consignas autonomistas y que en realidad  vociferan que no quieren perder el poder.

 

Sólo anhelamos inclusión de sectores otrora excluidos como los indígenas, sólo anhelamos desarrollo económico para nuestras generaciones futuras con equidad en la distribución de los beneficios.

 

Estamos en plena lucha histórica: ¿vamos a ser  invitados de palco o protagonistas del desenlace?, sea cual fuere  la decisión  estaremos forjando el futuro de las nuevas generaciones y ese es el encargo histórico que debemos asumir  con sabiduría y conciencia boliviana.

 

(*) Lic. en Derecho - UMSA