Bolivia: Orgullo y responsabilidad de ser alteño
Por Félix Patzi Paco. Tomado de "EL ALTEÑO&q - Saturday, Mar. 04, 2006 at 7:22 PM
sdiprensa@latinmail.com
De la recuperación de la autoestima al desafío de cambiar el país. La ciudad de El Alto y los alteños hemos contribuido para que comience a cambiar el país, desde los liderazgos sociales pero también desde la producción intelectual y la construcción de propuestas viables. Y ahora la responsabilidad es grande porque además de protestar estamos obligados a decidir y ejecutar políticas de profundos cambios estatales.
Hasta hace unos años ser alteño, vivir en El Alto era como sentirse inferior y doblemente discriminado: Uno por haber tenido que migrar a esta ciudad y otro porque desde los ámbitos sociales y políticos hasta desde los medios de comunicación los alteños éramos vistos como gente renegada sin motivo, como vándalos que reclaman por todo y por nada.
Pues ese proceso de discriminación está cambiando, como cambia la historia del país y ahora ser y sentirse alteño es motivo de orgullo, incluso fuera del país. Ha crecido nuestra autoestima y hasta muchos de nosotros hemos tenido que asumir compromisos y responsabilidades incluso en la conducción del Estado.
Y en el nuevo gobierno, varios dirigentes sindicales, indígenas, pasaron de ser líderes sociales a conductores del Estado como parlamentarios o ministros. Y eso es un gran reto porque debemos pasar de lo reivindicativo a la toma y ejecución de decisiones para que el país avance hacia su transformación.
En el caso personal, si bien no asumimos puestos de conducción sindical, social o de cualquier otra organización, hemos y seguimos trabajando aportando desde donde sabemos: la producción intelectual y la construcción de propuestas viables para cambiar el país. Es otra forma de trabajo y de compromiso que a veces no siempre es visible ni comprendido.
¿Dónde vivimos?
La ciudad de El Alto es un conglomerado urbano y poblacional que hasta ahora no ha tenido respuestas efectivas desde los órganos de conducción del Estado en los niveles local, departamental y nacional. Creo que sus habitantes comprendieron esto desde su propia vivencia de lo que es ser marginado, discriminado, relegado y hasta odiado.
Y es esta ciudad la que en más de una oportunidad reclamó, rechazó y protestó con energía y convicción contra esta serie de humillaciones políticas. Y ahí están los resultados: se luchó contra impuestos injustos, contra los abusos de la empresa que da el servicio de agua potable. Pero también se luchó (aún se lucha) para recuperar nuestros hidrocarburos y por refundar el país.
En esos reclamos hemos tenido perseguidos, detenidos, heridos y muertos, en un proceso de persecución y terrorismo de Estado pocas veces visto. El resultado es que un Presidente constitucional se ha tenido que auto–exiliar en Estados Unidos, expulsado por los bolivianos y especialmente por los alteños. Y hemos cambiado de gobierno y ahora debemos cambiar las estructuras del Estado.
¿Qué debemos hacer?
Cualquier cambio de fondo en Bolivia debiera partir de un proceso de descolonización, desde la mente hasta nuestra cotidianidad. Ello implica reconocernos como mayoría indígena y como bolivianos, y actuar en consecuencia. Y para cambiar la mente debemos comenzar por la educación, en un proceso no a corto plazo.
Entonces, en el nivel nacional debemos trabajar en la ejecución de propuestas como las de erradicar el analfabetismo, la inclusión de idiomas nativos y al menos uno extranjero–instrumental en la formación de maestros y alumnos, la profesionalización de los maestros interinos y la dignificación de la profesión docente, la especialización de los maestros fundamentalmente de secundaria y el equipamiento pedagógico de las unidades educativas.
Pero quizá el mayor desafío es que las propuestas descritas sean ejecutadas por medio de una nueva Política Educativa que necesariamente debe surgir del aporte y consenso en el Congreso Nacional de la Educación.
En el caso de El Alto, y para este 21 aniversario, el equipo de gobierno ha preparado varias propuestas, entre ellas: a) La creación del Instituto de Formación Pedagógica y Tecnológica, b) El apoyo a los egresados de la UPEA por medio de pasantías en ministerios y otros organismos del Estado, c) Construir el hospital de tercer nivel junto a un aumento significativo en el número de ítemes para el personal de salud, d) La construcción de un gasoducto para el occidente de Bolivia, que parta desde los campos gasíferos de Tarija, pase por ciudades como Tupiza, Uyuni, Oruro y llegue a El Alto.
Pero ya hemos comenzado. El proyecto "Cero Analfabetismo" empezó a ejecutarse el 1º de este mes en su etapa piloto. Pretendemos alfabetizar a un millón de personas en todos los rincones de Bolivia, especialmente en las comunidades, las capitanías y los barios urbanos y suburbanos. Hay mucho por hacer.
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(*) Félix Patzi Paco, es sociólogo y ministro de Educación y Culturas de Bolivia.
Pues ese proceso de discriminación está cambiando, como cambia la historia del país y ahora ser y sentirse alteño es motivo de orgullo, incluso fuera del país. Ha crecido nuestra autoestima y hasta muchos de nosotros hemos tenido que asumir compromisos y responsabilidades incluso en la conducción del Estado.
Y en el nuevo gobierno, varios dirigentes sindicales, indígenas, pasaron de ser líderes sociales a conductores del Estado como parlamentarios o ministros. Y eso es un gran reto porque debemos pasar de lo reivindicativo a la toma y ejecución de decisiones para que el país avance hacia su transformación.
En el caso personal, si bien no asumimos puestos de conducción sindical, social o de cualquier otra organización, hemos y seguimos trabajando aportando desde donde sabemos: la producción intelectual y la construcción de propuestas viables para cambiar el país. Es otra forma de trabajo y de compromiso que a veces no siempre es visible ni comprendido.
¿Dónde vivimos?
La ciudad de El Alto es un conglomerado urbano y poblacional que hasta ahora no ha tenido respuestas efectivas desde los órganos de conducción del Estado en los niveles local, departamental y nacional. Creo que sus habitantes comprendieron esto desde su propia vivencia de lo que es ser marginado, discriminado, relegado y hasta odiado.
Y es esta ciudad la que en más de una oportunidad reclamó, rechazó y protestó con energía y convicción contra esta serie de humillaciones políticas. Y ahí están los resultados: se luchó contra impuestos injustos, contra los abusos de la empresa que da el servicio de agua potable. Pero también se luchó (aún se lucha) para recuperar nuestros hidrocarburos y por refundar el país.
En esos reclamos hemos tenido perseguidos, detenidos, heridos y muertos, en un proceso de persecución y terrorismo de Estado pocas veces visto. El resultado es que un Presidente constitucional se ha tenido que auto–exiliar en Estados Unidos, expulsado por los bolivianos y especialmente por los alteños. Y hemos cambiado de gobierno y ahora debemos cambiar las estructuras del Estado.
¿Qué debemos hacer?
Cualquier cambio de fondo en Bolivia debiera partir de un proceso de descolonización, desde la mente hasta nuestra cotidianidad. Ello implica reconocernos como mayoría indígena y como bolivianos, y actuar en consecuencia. Y para cambiar la mente debemos comenzar por la educación, en un proceso no a corto plazo.
Entonces, en el nivel nacional debemos trabajar en la ejecución de propuestas como las de erradicar el analfabetismo, la inclusión de idiomas nativos y al menos uno extranjero–instrumental en la formación de maestros y alumnos, la profesionalización de los maestros interinos y la dignificación de la profesión docente, la especialización de los maestros fundamentalmente de secundaria y el equipamiento pedagógico de las unidades educativas.
Pero quizá el mayor desafío es que las propuestas descritas sean ejecutadas por medio de una nueva Política Educativa que necesariamente debe surgir del aporte y consenso en el Congreso Nacional de la Educación.
En el caso de El Alto, y para este 21 aniversario, el equipo de gobierno ha preparado varias propuestas, entre ellas: a) La creación del Instituto de Formación Pedagógica y Tecnológica, b) El apoyo a los egresados de la UPEA por medio de pasantías en ministerios y otros organismos del Estado, c) Construir el hospital de tercer nivel junto a un aumento significativo en el número de ítemes para el personal de salud, d) La construcción de un gasoducto para el occidente de Bolivia, que parta desde los campos gasíferos de Tarija, pase por ciudades como Tupiza, Uyuni, Oruro y llegue a El Alto.
Pero ya hemos comenzado. El proyecto "Cero Analfabetismo" empezó a ejecutarse el 1º de este mes en su etapa piloto. Pretendemos alfabetizar a un millón de personas en todos los rincones de Bolivia, especialmente en las comunidades, las capitanías y los barios urbanos y suburbanos. Hay mucho por hacer.
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(*) Félix Patzi Paco, es sociólogo y ministro de Educación y Culturas de Bolivia.
(el articulo original se encuentra en este enlace: http://argentina.indymedia.org/news/2006/03/379979.php)
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