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El Alto de pie: Cantinas, Bodegón y Galeón más concejales y Chacaltaya FM
Parte I
Por Edgar Ramos Andrade (*)
La semana del 15 al 19 de octubre 2007, cuando de hecho se clausuraron bares, cantinas y "centros de diversión garantizada" y de contaminación social, será recordada por mucho tiempo. Parece otro hito y lección histórica en la inmensa y cíclica movilización social en busca justicia por mano propia ante la decadencia de los poderes públicos tradicionales-institucionales.
Es la cuarta movilización de estas características: Ya ocurrió en zonas como 12 de octubre, Río Seco, 16 de julio. Solo en El Alto y en 2007.
No debiéramos rasgarnos las vestiduras. Todos somos co-responsables de esta epidemia que castiga más a los hogares con menores ingresos, a los más pobres.
El primer culpable de esto parece ser la pobreza que vuelve vulnerables a personas, familias y otros grupos sociales, afectados por políticas públicas aplicadas, en Bolivia, con rigor y disciplina, casi de manera despiadada y cruel.
Otro culpable es el comportamiento de las autoridades y dirigentes con influencia política. Ahí están el alcalde y sus concejales (la mayoría) que provienen de ese selecto grupo de administradores de Estado que impusieron aquellas fatídicas políticas.
Esa burocracia carece de legitimidad y tiene un pasado de tradición política decadente, y aún persiste en seguir a otros políticos como José Luis Paredes (el ex "exitoso alcalde" alteño que autorizó la proliferación de esos centros de "diversión garantizada"). La crisis del gobierno municipal alteño se expresa hoy en la equivocada lectura de la realidad por parte de autoridades, los ex "MIR-Plan Progreso" y también del MAS, cuyos diputados, Miguel Machaca y Gustavo Torrico, van de un tropiezo en otro, desde 2000.
Hoy, esos parlamentarios manejan, a gusto, cargos en la UPEA (otra entidad en crisis) y en la Alcaldía. Y así les va. Pero la gente reacciona.
Un tercer responsable parecen ser padres y madres, pero por impotencia ante la agresión cotidiana.
Un cuarto culpable es el libertino sistema mediático, que actúa en medio de carencia absoluta de regulación en contenidos, que le permite promocionar, cada media hora y de lunes a domingo –a través de canciones, publicidad, slogans y alocuciones repetitivas– bebidas alcohólicas ("Paceña", "Casa Real" y otros) así como bares y cantinas como "El Galeón" o "El Bodegón", que la noche del martes 16 ardían en llamas por la furia social.
Las radioemisoras "de música tropical" y la televisión en general (de gran audiencia) son parte de ese nocivo sistema que induce al consumo por el consumo, a la generación de necesidades casi artificiales, a la competitividad-egoísmo vía el "éxito" individual casi pisando al otro, con el que no se es solidario.
Por tanto, la corresponsabilidad por lo ocurrido se debe asumir con autocrítica. La sociedad alteña ya dio (sigue dando) lecciones de acción ante la inoperancia estatal. Ya fueron Maya-Paya, Aguas del Illimani y Gonzalo Sánchez de Lozada, entre otros.
Tal vez los próximos "q'aleados" sean el alcalde, sus concejales y esas radios: Chacaltaya, Gigante, Mega tropical, Galáctica y boñigas similares. El aviso está hecho.
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(*) Edgar Ramos Andrade. Comunicador e investigador social. Autor del libro "aGONIa y Rebelión Social" (Editora Presencia. La Paz, 2004)
Tel. (00591) 772-20736
E-mail: edgar.elalto@ gmail.com
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