Por:Víctor Montoya
Este mes se celebra 31 años de creación de la Universidad
Nacional “Siglo XX”, ubicada en la ciudad de Llallagua, la tercera sección
municipal de la provincia Rafael Bustillo del norte de Potosí, que otrora fue
el referente de la minería estatal y el sindicalismo minero boliviano.
La Universidad, que cuenta con quince carreras y aproximadamente
ocho mil estudiantes, fue creada por resolución Nº 1 del VI Congreso Nacional
de Universidades, realizado en la ciudad de Tarija, del 25 de junio al 3 de
julio de 1984, en beneficio de los hijos de campesinos y mineros, quienes,
antes de la existencia de esta Casa Superior de Estudios y apenas culminaban su
bachillerato, debían salir de Llallagua y las provincias aledañas rumbo a otras
ciudades del país, para proseguir con sus estudios universitarios, mientras sus
madres, las “amas de casa”, quitándose el pan de la boca, les enviaban
encomiendas por la flota “Bustillo”.
"La fundación de la Universidad Nacional Siglo XX,
como resultado concreto de una larga ansiedad de los trabajadores bolivianos
por contar con una fecunda herramienta para satisfacer nuestra impostergable
necesidad, tanto de elevar y metodizar nuestros niveles de capacidad
profesional, productiva y administrativa, así como de consolidar nuestra
posición revolucionaria, precursora y vanguardia del avance del pueblo hacia el
socialismo", señala el párrafo de la declaración de principios, documento
que fuera elaborado en 1980.
La Universidad Nacional “Siglo XX” es la única del
sistema educativo boliviano que reconoce el Trigobierno en su organización
interna, ya que el Consejo Universitario está conformado por docentes,
estudiantes y trabajadores mineros, quienes están representados por un delegado
de la FSTMB que, para preservar el pensamiento revolucionario de la clase
obrera, cumple la función de Vicerrector.
Asimismo, como parte de sus principios organizativos, es
la única Universidad nacional que tiene una dirección de Formación Político
Sindical (FPS), una malla curricular destinada a la formación de nuevos líderes
y dirigentes del sindicalismo revolucionario, y cuyas notas tienen un
porcentaje relevante en los resultados finales obtenidos por los universitarios
de las diferentes carreras.
Cuando nació la Universidad a la vida pública en julio de
1985, los trabajadores mineros de todo el país determinaron aportar
mensualmente con un boliviano a las arcas de la nueva Casa Superior de
Estudios; una modalidad de autogestión que motivó una expectativa generalizada
entre los implicados en este magno proyecto y, como era de suponer, entre los
tecnócratas y burócratas del Ministerio de Educación.
Sin embargo, a poco de su fundación, entró en vigencia el
decreto 21060, que "relocalizó" a más de 30 mil trabajadores mineros,
dejando sin efecto los mencionados aportes. La "marcha por la vida"
fue la primera movilización en la cual participaron los universitarios, tanto
en solidaridad con la dramática situación que afrontaban los trabajadores
mineros como en defensa de sus intereses que serían seriamente afectados por el
despido masivo de los padres fundadores de la Universidad Obrera y Campesina.
Contra todo pronóstico sociopolítico de la época, que
apuntalaba la idea de que la estrategia neoliberal del gobierno estaba orientada
a liquidar al sindicalismo obrero y a despoblar los distritos mineros, la
Universidad, con miles de estudiantes decididos a proseguir con el proyecto de
sus padres, se constituyó en el centro de contención de la población, que pensaba
emigrar hacia nuevos derroteros, y, en medio de la desolación y cuando las
esperanzas parecían perdidas, esta Casa Superior de Estudios garantizó la
supervivencia de Llallagua, Siglo XX y Catavi.
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