Por Lourdes
Peñaranda Morante (*)
El
Grupo Editorial Kipus publicó recientemente el nuevo libro de Víctor Montoya,
con veintiséis crónicas que giran en torno a la temática minera. Los textos y
contextos contemplados en estas “Crónicas Mineras”, escritas desde una
perspectiva humanista y revolucionaria, además de ser un desafío contra la
historia oficial impuesta por los vencedores desde la época de la colonia,
reflejan las etapas más sombrías de un país asolado por los gobiernos
oligárquicos y las dictaduras militares.
El
autor, fiel a sus principios ideológicos y su compromiso con la realidad
social, forja una literatura de conciencia crítica, intentando recuperar los
eslabones perdidos de la memoria histórica de los mineros, quienes, entre
intermitentes pantallazos de triunfos y derrotas, marcaron el largo itinerario
de las luchas sindicales del proletariado, que durante más de un siglo
constituyó la columna vertebral de la economía nacional y la fuerza
revolucionaria que, desde su posición de vanguardia de la nación oprimida,
señaló el camino a seguir para derrotar a los cipayos del imperialismo y
construir una sociedad más digna y equitativa, enarbolando siempre las banderas
de la libertad y la justicia.
Víctor
Montoya, escritor reconocido por su vasta producción literaria tanto a nivel
nacional como internacional, no deja de sorprendernos con estas crónicas que, a
diferencia de su obra narrativa en el género del cuento o la novela, lo
muestran de cuerpo entero, con sus preocupaciones más íntimas y sus experiencia
adquiridas en el seno de los mineros, a quienes los considera los mentores de
sus fundamentos ideológicos. Él mismo, refiriéndose a la gran influencia que el
mundo minero tuvo en su vida, afirma: “Los mineros han marcado a fuego mi vida
y mi obra literaria. A ellos les debo mi conciencia revolucionaria y les estoy
eternamente agradecido. Ellos fueron los maestros que forjaron mis ideales de
justicia y ellos me enseñaron que la palabra libertad no es un concepto
abstracto, sino un derecho fundamental que debe conquistarse para vivir en una
sociedad más armónica y equitativa, donde todos seamos iguales y nadie sea más
que nadie”.
Estas
crónicas, cuyos temas fueron recreados sobre la base de un dato histórico, una
fotografía, una anécdota o un fragmento de vida, son una suerte de testimonios
personales y colectivos, un retrato de lo vivido y sufrido por una clase social
que, desde la incorporación del sistema capitalista en la explotación de los
yacimientos estañíferos, se organizó en partidos políticos y sindicatos para
defender sus derechos más elementales de vida y de trabajo; una actitud
combativa que la oligarquía minera y los gobiernos pro-imperialistas
respondieron con el fuego de las armas. No en vano las páginas de la historia
del movimiento obrero boliviano, salpicadas con sangre minera y lágrimas de
“copajira”, registran los acontecimientos más trágicos de la Era del Estaño,
como fueron las estremecedoras masacres perpetradas con absoluta impunidad
contra hombres, mujeres y niños.
Los
distritos mineros, enclavados en la majestuosa cordillera de los Andes, fueron
cuna de revolucionarios y semillero de guerrilleros, pero también los
camposantos de innumerables héroes anónimos y los escenarios donde descollaron,
con desbordante lucidez en la palabra y las ideas, los mejores líderes del
sindicalismo nacional, quienes, asumiendo con dignidad el mandato de sus bases,
no vacilaron en ofrendar su vida a la causa de los explotados dispuestos a
vencer o morir en aras de la liberación nacional y la democracia participativa.
La
estructura del libro es una suerte de galería, con hechos y personajes
engranados en la historia del movimiento obrero boliviano del siglo XX. Las
semblanzas de los líderes del sindicalismo nacional como César Lora, Isaac
Camacho o Domitila Barrios de Chungara, han sido trazadas a partir de los
recuerdos que el autor conservaba en su memoria desde la infancia. Asimismo,
las trágicas escenas de las masacres mineras, como la del 21 de diciembre de
1942 en los Campos de María Barzola o la masacre minera de San Juan en la
madrugada del 24 de junio de 1967 en Llallagua y Siglo XX, están escritas desde
una perspectiva personal, pero sin eludir la rigurosa base documental, que es
el principal soporte de cada uno de los textos.
Esperemos
que estas “Crónicas Mineras”, que nos entregan un puñado de finas estampas
arrancadas de la veta más rica de la producción literaria del autor, sean un
estímulo para rememorar las luchas sociales que permitieron conquistar mejores
condiciones de vida y, al mismo tiempo, contribuyan a perpetuar la memoria
histórica de los mineros, “palliris” y “amas de casa”, quienes, con legítimo
derecho y autoridad moral, son los principales protagonistas en estas páginas
escritas con la pasión del alma y el pensamiento anclado en el corazón.
El
autor en breve
Víctor
Montoya nació en La Paz, en 1958. Escritor, periodista cultural y pedagogo.
Durante la dictadura militar, acusado de organizar actividades subversivas, fue
perseguido, torturado y encarcelado. Fue exiliado a Suecia en 1977, tras haber
sido liberado por una campaña de Amnistía Internacional. Es autor de una
veintena de libros entre novelas, cuentos, ensayos y crónicas. Dirigió las
revistas literarias “PuertAbierta” y “Contraluz”. Su obra mereció premios y
está traducida a varios idiomas. Escribe en publicaciones de América Latina,
Europa y Estados Unidos.
*
Bibliotecóloga y responsable del Archivo Histórico de la Minería Nacional de la
Comibol, regional Catavi.
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