Por Josué Richard Moya Lupe (*)
Cuando tuve la oportunidad de encontrarme con este libro,
fue grato descubrir una versión amalgamada de la imagen y el texto. Retratos,
del escritor Víctor Montoya, es una creación literaria que combina, con un
estilo singular, las artes visuales, como la pintura y la fotografía, con la magia de las palabras.
En el recorrido de sus más de doscientas páginas se hallan
plasmadas cuarenta y cinco creaciones literarias entre relatos y crónicas
narrativas. Todas estas producciones cubren un amplio bagaje cultural para
cualquier persona que ansíe ampliar su horizonte de conocimientos. Se pueden
apreciar contextos vivenciales, anecdóticos y misteriosos que el autor recrea en varios escenarios de nuestro planeta,
partiendo de Estocolmo, ciudad en que la que residió durante varios años, por
causa del destierro que sufrió durante la dictadura militar de la década de los
setenta; recorre escenarios en Estados Unidos, China, Perú, Brasil, Colombia,
Chile y otros, hasta anclarse en su tierra natal y en Llallagua, con la que se
identifica ampliamente, ya que en esta población minera vivió gran parte de su
infancia y adolescencia.
Las anécdotas y encuentros del autor con realidades
insospechadas, conforman una atmósfera interesante y genera gran expectativa
para que el lector prosiga con la lectura del texto. La contemplación
imaginaria de paisajes europeos, americanos y asiáticos hacen despertar un
interés inusitado, comparado con el placer que se obtiene al descubrir el
sentido y significado de alguna pieza musical o el goce estético al contemplar
los detalles de una pintura. Seguramente
con esa inspiración, Víctor Montoya, utilizando una técnica narrativa que
combina la imagen y el texto, logró generar relatos de alto valor cultural y de
un carácter singular en su forma de presentación.
El autor, con un diestro matiz artístico, logra incorporar
no sólo el toque imaginario que caracteriza a la literatura, sino también un
cúmulo de datos verídicos y fidedignos de las imágenes que se muestran en el
libro. En consecuencia, podemos decir que “Retratos”
tiene un enfoque creativo que combina una serie de imágenes singulares con la
magia narrativa que, en algunos momentos, se transforma en diálogos con los
personajes que aparecen en las imágenes.
El autor, a lo largo de sus crónicas, va abordando diversas
temáticas, como la dictadura, la represión y la tortura desde diferentes
perspectivas; nos muestra datos interesantes e impactantes de estos
procedimientos terriblemente atroces y sus leyes de escarnio, que se dieron en
diversos periodos históricos y geográficos, como las dictaduras militares en
Latinoamérica y la Inquisición en Europa.
La faceta oscura y escondida de la reproducción humana que,
por azares del destino, trocó la forma de vida habitual de algunas personas, es
también abordada por el autor. Deformaciones congénitas como el hirsutismo
femenino, el enanismo o el gigantismo son temas que nos presenta de forma
informativa y descriptiva, añadiendo a éstas su estilo peculiar y ameno, que
genera expectativa en cada una de sus afirmaciones a lo largo de los relatos.
Las tradiciones folckóricas de nuestra tierra tienen su
natural espacio en este libro, pues podemos ver cómo personajes enraizados en
nuestra identidad y diversidad son descritos con un estilo prolífico. Imágenes
sugerentes, como la del pintor Arturo Borda(,) denominado “El Yatiri”, cobra
vida para mostrarse campante y libre de prejuicios en las páginas de este
texto; o como la del “Achachi Moreno”, quien, desplegando toda su gala, asienta
su imponente presencia en Estocolmo-Suecia, dando un valor adicional a nuestra
cultura boliviana. No cabe duda que esta imagen, admirada por propios y
extraños, recobra su valor cultural en los nuestros.
Otras temáticas muy interesantes que el autor pone de
relieve son las causas idealistas de grandes personajes como El Che Guevara, El
subcomandante Marcos, Jesucristo el Nazareno, desde una óptica interesante,
pues el autor imprime en estos relatos otro estilo que, más que un relato, se
transforma en una suerte de dialogo imaginario, logrando expresar sus
cuestionamientos, sus esperanzas, sus deseos y todo lo que piensa, de tal
manera que el lector puede asumir esa conversación como si estuviera presente
en el instante del hecho.
No podemos culminar este apartado sin dejar de mencionar una
temática fascinante que el autor hace pública: “La mujer”. En este tema pueden
encontrarse diversos posicionamientos y visiones como la de Fernando Botero y
su “Eva” o la sensualidad sugerente y
natural que nos presenta pictóricamente el artista británico John William
Godward, o el rapto de las mujeres, denominadas “Sabinas”, en la antigua Roma.
Todos estos enfoques tienen un vasto campo de consideración en el libro.
El autor no deja de lado su propio terruño. Sobre esta
temática nos presenta relatos valiosos e
importantes como la de Llallagua, tierra de un valor fundamental en la historia
de Bolivia, ya que de sus entrañas se extrajo el estaño que formó la riqueza de
Simón I. Patiño y aportó por varias décadas al heraldo nacional. El Tío de la
Mina, personaje mítico y dueño del subsuelo.
En definitiva, “Retratos”
es un libro de un valor cultural importante, en cuyas páginas se van
desglosando escenarios pictóricos y literarios sorprendentes para el deleite
del ávido lector.
*Profesor de literatura
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