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4/5/09

LECCIONES DE BATALLA

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Carlos Hugo Laruta1
chlaruta @ hotmail.com

En El Alto, en los barrios populares de las grandes ciudades como
Santa Cruz, Cochabamba, Tarija, y de varias ciudades intermedias como
Achacachi, Viacha, Caranavi, Riberalta y otras, el enemigo principal
es la falta de oportunidades económicas traducidas como falta de
empleos dignos y ausencia de posibilidades de emprendimientos. Para
enfrentarlo tenemos ya ejemplos de lo que debemos hacer y de lo que no
debemos hacer, es decir experiencias exitosas, mas o menos exitosas y
fallidas, y –claro- tenemos de ello varias enseñanzas para todos los
que estamos comprometidos en la lucha contra nuestro enemigo
principal.

Recordemos que en el país la micro y pequeña empresa da trabajo a 8 de
cada 10 bolivianos ocupados pero aporta solo con un cuarto de la
riqueza que se genera, mientras que la mediana y gran empresa da
ocupación solo a 1 de 10 personas pero genera casi 2 tercios de la
riqueza nacional.

A tono con ello, en El Alto, en la pequeña y micro empresa, una gran
cantidad produce con tecnología simple pero utiliza una gran cantidad
de trabajadores, aunque no siempre favoreciendo a la calidad de lo
producido. Hay casos de pequeñas empresas que no producen todo el año,
sino que producen por temporadas, y con productos que varían en su
calidad, tamaño y precio. Por ello, el número de trabajadores puede
aumentar o reducirse, dependiendo de la temporada. En las pequeñas y
micro empresas alteñas, 4 de 10 de ellas producen prendas de vestir, 2
de 10 producen muebles y accesorios de madera y metal, 2 de 10
producen tejidos de punto, 1 de 10 produce puertas y ventanas en
metalmecánica y 1 produce alimentos y bebidas. En esta última
categoría, hay un gran potencial especial aun no aprovechado y que se
relaciona con El Alto tiene condiciones para recibir productos
agrícolas y transformarlos para producir alimentos de calidad para el
mercado interno y para exportar. No en vano, El Alto es la principal
ciudad exportadora del occidente del país, pues liberados de algunas
trabas de su comunidad rural y ante la ausencia de grandes inversiones
industriales, sus ciudadanos organizan su propio emprendimiento para
vivir y sostener a su familia.

Pero se repite lamentablemente lo del país, es decir que aunque las
grandes empresas son pocas, generan una gran parte de la manufactura
local, y las pequeñas y micro empresas aunque no producen la cantidad
de productos de las grandes empresas, si generan muchos empleos, dan
trabajo a familias integras y también a asalariados, subcontratando a
comerciantes al detalle, comerciantes en tiendas e incluso personas
que llevan los productos a las otras ciudades del interior del país.

Pero los alteños conocemos que esta dinámica económica se ha
construido hace varios años ya y no ha merecido la atención del
Estado. Algunas instituciones privadas y ONGs han dado importantes
pasos en el apoyo y promoción de los pequeños y microemprendimientos.
Pero no es suficiente, dado el tamaño de la necesidad en El Alto y
otras ciudades de provincia y grandes ciudades del país. Es importante
tener a futuro una gestión de gobierno que sea eficiente, se preocupe
de esta batalla y ayude a iniciar a muchos ciudadanos en sus
emprendimientos y apoye a aquellos que se han iniciado y tienen buenas
posibilidades de seguir adelante.

Dotar de mejores condiciones a las micro y pequeñas empresas con un
claro compromiso estatal que no existe hoy día, debe permitirnos mirar
que a la par del respeto al Estado de derecho y la democracia, el
horizonte de necesidad del pueblo boliviano está en la economía.

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